Ren Jiemei tiene 65 años y vive su vida normalmente, a pesar de que nació sin brazos en un Haiyang, al norte de la provincia china de Shaidong.
La ausencia de sus miembros superiores jamás la definió como una persona dependiente en sus actividades. Con sus piernas ha conseguido una cotidianidad común con las demás personas de su sociedad. Lava en el río como manda la tradición en su pueblo, recoge los cultivos, se pone los calcetines sin ayuda y realiza trabajos de los que en la escuela llaman manuales, pero que Ren Jiemei los hace con los pies.
Ren Jiemei, de 65 años, tiene tanta habilidad es sus pies que es capaz de enhebrar una aguja en su primer intento. Sus bordados son tan buenos que están reconocidos como los mejores de su aldea y las mujeres que se dedican a ello reconocen que no pueden competir con Ren ni en calidad ni en velocidad, sin duda la mejor.
En sus días de alumna utilizó los pies para escribir y la boca para pasar las hojas de los libros y a menudo se destacó como la mejor de su clase. “Nací sin brazos, así que desde niña me juré que lograría hacer cualquier cosa con mis pies”, dice.
También los usa para comer, lavar, peinarse, dibujar y cortar papel. En 2009 Ren fue invitada a hablar a los supervivientes del terremoto que azotó China, sobre cómo salir adelante con discapacidades y tener fortaleza.
La ausencia de sus miembros superiores jamás la definió como una persona dependiente en sus actividades. Con sus piernas ha conseguido una cotidianidad común con las demás personas de su sociedad. Lava en el río como manda la tradición en su pueblo, recoge los cultivos, se pone los calcetines sin ayuda y realiza trabajos de los que en la escuela llaman manuales, pero que Ren Jiemei los hace con los pies.
Ren Jiemei, de 65 años, tiene tanta habilidad es sus pies que es capaz de enhebrar una aguja en su primer intento. Sus bordados son tan buenos que están reconocidos como los mejores de su aldea y las mujeres que se dedican a ello reconocen que no pueden competir con Ren ni en calidad ni en velocidad, sin duda la mejor.
En sus días de alumna utilizó los pies para escribir y la boca para pasar las hojas de los libros y a menudo se destacó como la mejor de su clase. “Nací sin brazos, así que desde niña me juré que lograría hacer cualquier cosa con mis pies”, dice.
También los usa para comer, lavar, peinarse, dibujar y cortar papel. En 2009 Ren fue invitada a hablar a los supervivientes del terremoto que azotó China, sobre cómo salir adelante con discapacidades y tener fortaleza.

Bonita historia de esta gran mujer, lastimosmente no pude encontrar más fotos de ella en la red. Gracias Beth un abrazo.